Celebrar el presente

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Emoción, alegría, agradecimiento y satisfacción son verbos que caracterizan el primer paseo del año 2016 a la playa nudista.

El segundo fin de semana del año, las condiciones climatológicas de la costa varguense, fueron atípicas. A diferencia de lo normal en estas fechas, la temperatura, nubosidad y viento, fueron ideales para disfrutar un buen día en la playa.

Desde las 5:30 am del sábado 09 de Enero, comenzó el gran día que tanto había esperado: celebrar mi cumpleaños número 32, recibir la bendición del agua de la hermosa playa nudista, celebrar los mejores deseos de año nuevo con la familia adoptada y escogida de Nudistas Venezolanos y agradecer a la vida por poder unir en un mismo momento y lugar emociones, esperanzas y personas especiales para mí.

Desde Guatire nos acompañaron a Jossept, María, Jesús y Yusma, una pareja de jóvenes entusiastas, que practicaría el nudismo por primera vez a otro nivel. Muy distinto a la desnudez hogareña, que venían practicando a solas desde hacía pocos días atrás. Se trata de Raziel y Victoria. En sus ojos se podía percibir la curiosidad, emoción y ganas de aventurarse a esta inigualable experiencia de libertad, tranquilidad, naturismo y fraternidad.

En la vía al pueblo de Chuspa había gran nubosidad en el cielo. Pero al llegar al embarcadero, el cielo estaba despejado y la temperatura elevada, las ganas de quitarme la ropa y disfrutar del mar, el sol y la playa, aumentaban.

Nos conseguimos en el embarcadero con caras conocidas como Bambán y Lisbeth, Víctor y su familia, y otras nuevas como el caso de Pablo y Sonia, con el pequeño y cachetón, Juan Pablo. Una hermosa familia que retomó la visita a la playa con Nudistas Venezolanos, después de 5 años sin asistir a los paseos.

La lancha ya estaba lista, al mando de los jóvenes lancheros que nos asistirán en el paseo. Justo antes de arrancar el motor, aparecieron Doris y Francois, en compañía su hijo y la novia (no nudistas, luego convertidos en la playa). Por casualidad estaban en Chuspa y, a último momento, decidieron ir a la playa con nosotros.

Al llegar a la playa, nos esperaba otra parte de la familia de Nudistas Venezolanos, que había llegado antes. Entre abrazos, deseos de feliz año nuevo, compartir proyectos y esperanzas para este importante año, en nuestras vidas y en nuestro país, finalmente salí de la ropa.

El mar estaba en calma, el agua fría pero refrescante,  el sol súper brillante, el cielo sin nubes y mi cara de felicidad era de otra dimensión. Jaja es que me sonreía el corazón por todo lo que representaba estar allí en ese momento. ¡La emoción inundaba mi ser, por estar justo de paseo y cumpleaños a la vez!.

El momento en que los integrantes nuevos decidieron quitarse la ropa y meterse al mar, me lo perdí por armar la carpa. Luego Victoria me confesó que estaban compitiendo, entre los dos, a ver quién era el primero en tomar más cervezas. Para armarse de valentía y desprenderse ese pedacito de ropa, que separa el tabú infundado por la sociedad, de la libertad máxima y plena que brinda estar al natural, desnudos.

El transcurrir del tiempo en la playa fue rápido para mi gusto, entre gratas conversas, comidas, bebidas, snacks, caras felices, gente durmiendo y tomando el sol; cayó la tarde y la hora de volver, para los que no acamparían con nosotros.

En ese momento, una agraciada bandada, de al menos 50 flamingos, nos regaló su paso por el horizonte. ¡Uff! Todos quedamos admirados con ese hermoso paisaje. Lástima que la pila de mi cámara me hizo una mala jugada, pero ese recuerdo está inmortalizado en mi memoria.

Al caer la noche, la preparación de la fogata estuvo a cargo de Morris y Gustavo. Luego entonamos el ¡Feliz Cumpleaños! y compartimos un delicioso Panetonne de chispas de chocolate, como pastel de cumpleaños. ¡Ummm! Simplemente delicioso.

El cielo estuvo despejado, sin luna, con miles de punticos que reflejaban su luz en el mar tibio, sereno y fresco.

En la mañana del domingo, me despertó la claridad del sol que brillaba fuera de la carpa. Salí corriendo a refrescarme y observé que llegaba una lancha. Era la nueva pareja de iniciados formalmente en el nudismo, que regresaron en compañía de Doris y Francois, para compartir la mitad de día con nosotros… Antes de volver a la realidad de las responsabilidades y convertirnos en textiles nuevamente, para cumplir nuestras metas, objetivos y sueños.

Disfrutamos un día más, juntos bajo el sol. Hasta que nos despedimos en el mismo embarcadero que nos vió horas atrás. Sólo que ahora llevaba una minúscula sensación de tristeza por, querer seguir allí en la mágica playa nudista. No quería regresar a la cuidad, después de disfrutar de tanta calma, relax y alegría compartida.

Pero esa sensación fue desvaneciendo con el cansancio, que me hizo dormir en el retorno a Caracas. Al despertar evoqué nuevamente esos recuerdos que hasta ahora sigo teniendo en mente.

Se les quiere,

¡Nos Vemos Desnudos en la Playa!

Rosmery.

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