Erase una vez, cuando no nos avergonzaba la desnudez… (2)

Escultura David de Miguel Angel

 

Luego de un largo período de oscurantismo, el Renacimiento surgió como una reivindicación de la cultura grecolatina antigua. Esta nueva etapa planteó una nueva forma de ver el mundo y al ser humano, con nuevos enfoques en los campos de las artes, la política y las ciencias, sustituyendo el teocentrismo medieval por cierto antropocentrismo.

Los artistas de este período retomaron la admiración por el desnudo en sus obras. Una de las obras emblemáticas, es el David de Miguel Angel, que se encuentra exhibido en la Galería de la Academia, en Florencia, Italia.

A Miguel Angel se le encarga una escultura para ser exhibida junto a otros personajes bíblicos, en la basílica de Santa María de Fiore. Pero, una vez finalizada la estatua, el confaloniero de justicia, Piero Soderini, decidió ubicarla en la Piazza della Signoria, atribuyéndole a la obra un valor más civil que religioso.

Así Miguel Angel logró el objetivo de dejar una obra en su ciudad natal, en lugar de dejar una obra para el patrimonio de la Iglesia y, de esa manera, reivindicar a los derrocados Medici, quienes fueron amos y señores de la ciudad y protectores del artista.

Otro aspecto interesante de esta obra es que, siendo David judío, el artista lo representa no circuncidado, oponiéndose a la tradición hebrea. Una vez más, el desnudo se convierte en un acto de emancipación a la moral judeo-cristiana.

Han sido muchos los intentos de censurar esta obra, desde vestir la estatua, hasta taparle el pene. Pero la estatua, se mantiene tal y como la deseó su creador: imponente, libre, natural, humana.

En la Asociación Cultural Humboldt, en San Bernardino, se presenta la obra El Gigante de Mármol, dirigida por el actor y dramaturgo Luigi Sciamanna, que narra una interesante historia alrededor de esta escultura.

Alejandro Orta
@alejorta

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