Para los presidiarios, escuchar el sonido de la reja al abrirse es sinónimo de libertad; para los románticos, este sentimiento se resume en contemplar el vuelo de una paloma; para los más golosos, consiste en desabrocharse el pantalón ante un suculento banquete… Conozca la filosofía de quienes acarician el éxtasis paseándose por la vida como Dios los trajo al mundo.
“¿Qué espíritu es tan vacío y ciego que no acepta el hecho de que el pie humano es más noble que el zapato que porta, o que la piel humana es más maravillosa que los ropajes que la cubren?”
Miguel Ángel Bounarroti
Imagínese poder emanciparse de la esclavitud de la moda, de la asfixiante agonía de un ajustado ropaje y de competitivos delirios sociales. Para muchos, este estado de éxtasis gratuito y de gallarda osadía resulta el camino más cercano para comulgar con la naturaleza. Lejos de toda implicación vergonzosa o acepción aberrante, si de algo se vanaglorian quienes defienden a capa y espada su templo corporal y lo exhiben campantemente, es que son y dejan ser. Definido por la Federación Internacional de Naturismo (FNI) -nombre con el que también se le conoce al nudismo-, como “una forma de vivir en armonía con la naturaleza, caracterizada por la práctica del desnudo en común, con la finalidad de favorecer el respeto a uno mismo, a los demás y al medio ambiente”, la génesis de este masivo comportamiento es tan profunda que ya ha dado como para vincularlo con las más arriesgadas formas de arte. En esas peculiares corrientes, se ha hecho famoso el polémico fotógrafo Spencer Tunick, quien ha recorrido el orbe con un objetivo: inmortalizar con su lente los más emblemáticos símbolos urbanos del mundo con la “pequeña diferencia” que la mira está puesta en capturar puñados de voluntarios modelos que posan “encuerados” sirviendo de tapiz a estas insignias geográficas. Particular foco de curiosidades, esta afición genera tensiones en torno a lo público, lo privado, lo permitido y lo prohibido.
Nudismo criollo
El hechizo nudista tiene una rendija vernácula que sigue al pie de la letra las promesas emancipadoras de esta tendencia mundial. Desde el año 2003, un grupo de profesionales, que compartían el gusto por el despojo de las prendas, decidieron crear la asociación Nudistas Venezolanos: “Uno de nosotros formó un grupo en el MSN a través del cual nos conocimos. Empezamos a reunirnos, planificar actividades, y discutir sobre los mecanismos más apropiados para promover este gusto”, señalan los cinco impulsadores de la iniciativa, Antonio, Vicente, David, Andrés y Josseph, quienes desempeñan diversas profesiones: farmacéutico, ingeniero civil, licenciado en computación, abogado y técnico en computación, respectivamente.
Al hablar sobre el estímulo que impulsa esta devoción, aseguran que “las razones varían, pero las más comunes son la sensación de libertad, el acercamiento y disfrute de la naturaleza, el desprendimiento de tabúes, la comodidad y la posibilidad de lograr un bronceado integral, entre otras”.
En la actualidad, ya son 150 personas las que integran este cuerpo que se ha proyectado gracias a la plataforma brindada “por nuestra web Nudistasvenezolanos.org y algunas entrevistas ofrecidas a medios de comunicación nacionales”, señalan.
Actividades privadas
Como parte del programa que siguen sus inscritos, Nudistas Venezolanos encauza “un plan semestral de paseos. A las personas que han participado en anteriores actividades o han sido entrevistadas recientemente, se les envía información periódica sobre el recorrido. Finalmente, a aquellos que han confirmado su asistencia, se les remite previamente la información detallada”, explican. Este eficiente mecanismo refleja como saldo promedio una visita mensual a playas criollas apartadas o poco frecuentadas. En grupos como la Asociación de Amigos del Nudismo en Madrid (AANUMA), los programas contemplan piscinadas, excursiones, viajes, jornadas de debate, así como reuniones y fiestas.
Habla la experta
Isbelia Segnini, psicóloga clínico, sexóloga y terapeuta de pareja que labora en la Policlínica Santiago de León, en Caracas, conceptualiza a los nudistas como “aquellas personas que eligen compartir momentos sin vestimenta. Unos lo hacen porque están convencidos de que es natural y que el cuerpo es portador de belleza; otros tienen como iniciativa retar al grupo familiar y social”.
La terapeuta sostiene que tal disfrute germina de la necesidad de formar parte de una comunidad, “eso los hace lograr una identidad, además de generar satisfacción, sensación de pertenencia y complicidad”, enumerando así los principios esenciales de cualquier conjunto, sin importar su tipo o inclinación.
“Si eres nudista debes aprender a no ver ni criticar el cuerpo de otros; cuando empecé tenía erecciones y mis compañeros me decían que aún no estaba preparado, con el tiempo dejé de experimentarlas”, narra José Rodríguez, (seudónimo), quien practica esta afinidad desde hace 23 años. Segnini sostiene que “muchas veces los nuevos integrantes deben ser sometidos a un proceso de sensibilización hasta lograr que el estímulo de la desnudez no produzca respuestas fisiológicas”.
Sin embargo, la amplitud de los patrones morales vigentes se han encargado de flexibilizar los pudores: “El grado de insinuación y desinhibición de la vestimenta de los jóvenes en la actualidad también es una clase de nudismo, eso arrastra como consecuencia, directa o indirecta, violencia sexual, ataques, faltas de respeto… situación que no sabemos cómo terminará”, reflexiona.
Apelando al punto de que los paseos familiares organizados por la asociación incorporan también a los niños, la psicóloga sugiere sumarlos sólo por un determinado período, “luego, si ellos no se sienten identificados con este comportamiento, buscarán taparse o inventarán excusas para no asistir”. Al respecto, los involucrados confirman que “como los pequeños no tienen ideas preconcebidas en torno al tema, no dan importancia a la desnudez propia ni ajena”.
Leyes a la vista
El tabú concerniente al interés por ventilar las vergüenzas es también cuestión de ley. En este sentido, el Código Penal Venezolano, en su artículo 382, expone que, “todo individuo que, fuera de los casos indicados en los artículos precedentes, haya ultrajado el pudor o las buenas costumbres por actos cometidos en lugar público o expuesto, será castigado con prisión de tres a 15 meses”. Relativa a esta controversial arista, los coordinadores de Nudistas Venezolanos defienden que “el concepto de `ultraje al pudor o a las buenas costumbres’ no está definido en la legislación venezolana. Por lo tanto, la interpretación de este apartado queda a juicio de la autoridad local. Si el desnudo total o parcial fuese considerado una forma de ofensa al pudor, los fotógrafos, pintores y otros artistas, deberían ser sancionados”, reclaman.
En la otra cara de la moneda, Segnini arroja algunas interrogantes dignas de análisis luego de su repaso sobre el tópico: “¿Es que la libertad se consigue sólo con despojarse de la vestimenta?, ¿cómo pretendemos vivir la modernidad sin ropa?, ¿no será esto un simple reto a los valores sociales y morales? Y si es así, ¿hasta dónde llegará?…” Mientras tanto, cada día se agregan más desinhibidos al clan que camina por la playa junto a sus seres queridos con la certeza de que, al menos en esos recesos, les han ganado la partida al agobio mundano.
POR Atamaica Rios ILUSTRACIÓN Eric Viafara
Tomado de la Revista CG Cosmoguayana Latin Magazine, Número 49, Año 7 (Abril 2008).
Bueno tengo anos tratanto de perteneer a un grupo nudista soy de Puerto Ordaz quedaron en intrevistarme telefonicamente y nunca mas se comunicaron… Gailord soto
Hola Gailord,
Por favor vuelve a llamarnos. Los Coordinadores son voluntarios, a veces, deben darle prioridad a sus temas personales y pueden olvidarse de devolver alguna llamada.
Es difícil convencer a una chica q acompañe a un paseo nudista, cuando los paradigmas de la sociedad a la q se nos acostumbra lo critican, ¿Tendré la suerte de esperar a ver quien me acompaña? Insistiré a vivir esa experiencia que a mi juicio es un estilo de vida como cualquier otra tendencia, (Roqueros, Hippies, Salseros, etc)