La 2da. Boda Nudista en Venezuela

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Después de 3 años de aquel primer paseo juntos. Sin absolutamente nada que ocultar, llegó el día más esperado, soleado, fresco y al natural. ¡Sencillamente perfecto! Con las emociones a flor de piel que se apoderaron de toda la familia de Nudistas Venezolanos.

Simplemente solemne resultó la unión de Estrella y Juan. La segunda boda nudista que celebramos en nuestra Organización. ¡Superó todas las expectativas!

Casi un centenar de Nudistas Venezolanos, provenientes de todos los rincones del país, colmaron de alegría, afecto y felices abrazos el gran momento que vivimos en “nuestra” hermosa playa.

A continuación la reseña del Paseo cortesía de Gabriela:

Nuestro viaje inició muy temprano el día viernes, esperando la llegada de nuestros amigos, Los Caroreños, y su hijo, el pequeño José Gabriel, a nuestra casa en Caracas.

Con mucha alegría y expectativas, junto con nuestros dos hijos, esperábamos la salida programada para el medio día. Venían también mi hermana Joana y su amigo Thomas, para ellos sería la primera vez que vivirían la grandiosa experiencia de compartir con Nudistas Venezolanos, además de la emoción de participar la unión de dos personas en matrimonio, en una boda nudista.

Llegamos a Chuspa a las 4:30pm en caravana de tres vehículos y 11 personas, en el puerto del pueblo nos esperaban muchos otros miembros del grupo que ya habían llegado, embarcamos todos llenos de alegría para lo que sería, un fabuloso fin de semana.

Así comenzó la travesía a la playa. Al llegar, como siempre, las muestras de afecto y compañerismo por parte de los que estaban desde la mañana. Armamos los campamentos y a preparar la cena. Cada grupo prendió su fogata, y las alegres tertulias no se hicieron esperar.

En medio de la noche, se escuchó la llegada de una lancha. Era Jossept, algo retrasado, con su grupo de 10 personas. Gracias a nuestro lanchero Bamban y un mar en calma, los pudieron traer a la playa en la oscuridad.

Ahora ya no esperábamos a más nadie. La noche siguió y más tarde hubo un intento de compartir con los vecinos (el violinista y sus amigas), quienes escuchaban una música que sonaba increíble, pero era ya algo tarde y nos dejaron con las ganas, ya que se fueron a dormir.

Nuestro grupete pasó a ser la zona alegre de la playa. Entre chistes y bromas, esperamos la salida de la luna. Varios llegamos casi hasta el amanecer.

En la mañana continuó la llegada de la segunda tanda de nudistas. A medida que pasaba el día, temíamos que no hubiese espacio para tanta gente. ¡La cifra oficial fue de 95 personas! Aún así, no fueron suficientes para batir el record de Nudistas Venezolanos.

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Los novios y su comitiva llegaron y acamparon a nuestro lado, lo que nos permitió compartir de cerca toda la emoción de los preparativos (un gran aplauso a la madrina Yatexsix. ¡todo quedo espectacular mi bella!).

En esta familia todos acompañan, colaboran y ayudan. No faltaron manos. Nombrar a cada una de las personas sería muy extenso. Es que no hubo persona que no pusiese su granito de arena para que los novios, junto a todos los presentes, disfrutáramos de los preparativos, el maravilloso altar y la estupenda decoración que lució nuestra playa.

Ya con todo listo, era hora de ir a la peluquería. ¡Upssss! Pero mi peluquera, al igual que a muchas, nos embarcó, jejeje. Pero eso no importó. Todos los presentes nos arreglamos de lo mejor para el magno evento. Los niños con sus corbatines y las niñas con sus coronas.

Poco a poco nos acercamos y nos sentamos alrededor del altar, Bienvenidos a nuestra historia se leía. Realmente me sentía parte de esta estupenda fábula. Las dulces cuerdas del violín de Jorge, perteneciente al Sistema de Orquesta Juveniles, nos deleitaban mientras el novio, acompañado de Leudith, caminó al altar. Seguidos de los padrinos, Yatexsix y Vicente. Más atrás, los niños del cortejo. Morris los esperaba a todos, con una gran sonrisa en el altar.

La novia apareció junto a su hija, con un hermoso traje y una sonrisa espectacular. Ambas parecían modelos. Iniciaron su caminata al altar con la marcha nupcial interpretada maravillosamente por el violinista invitado. El ambiente se tornó emotivo, lleno de la magia de la playa, junto al amor que los novios irradiaban, sus sonrisas cálidas y nerviosas.

Como en toda ceremonia se llenaron las formalidades. Leudith, la secretaria, leyó las obligaciones de los contrayentes. Luego los pequeños entregaron las ofrendas:

Yo les presento el Agua, como símbolo de energía viva, que limpia, y sacia nuestro ser.

Yo les presento a la Tierra, como símbolo de las riquezas, para que nada les falte en su vida futura.

Yo les presento al Aire, como símbolo de la vida, que hace latir y existir nuestro cuerpo.

Yo les presento al Fuego, como símbolo del calor que nos hace disfrutar de nuestro estado de ser nudistas y de la pasión que se tienen entre ustedes.

Morris, con una seriedad poco conocida en él, preguntó:

Juan ¿Tomas por esposa a Estrella?

Juan contestó en  alta, clara e inteligible voz:

Si, la tomo.

Seguidamente preguntó  a Estrella:

¿Tomas por esposo a Juan?

Estrella contestó en alta, clara e inteligible voz:

Si, lo tomo.

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Hora de intercambiar las arras:

Yo Juan, te impongo a ti Estrella este brazalete, como símbolo de la naturaleza viva, como bienhechora de todos los dones de nuestro cuerpo y alma y que con ella sientas el amor que te profeso. Por el cual deseo unirme a ti para siempre y que juntos compartamos todos los dones que la vida nos tenga reservados.

Yo Estrella, te impongo a ti Juan este brazalete, como símbolo de la naturaleza viva, como bienhechora de todos los dones de nuestro cuerpo y alma y que con ella sientas el amor que te profeso. Por el cual deseo unirme a ti para siempre y que juntos compartamos todos los dones que la vida nos tenga reservados.

Morris dirigiéndose a los dos les dijo:

Que la madre naturaleza y el creador de ella, que nos han acompañado durante este acto, bendiga esta unión, y que el amor que se tienen, nunca sea alterado por nada, ni nadie.

Que los vientos soplen a su favor, que la tierra nunca los desampare, que el fuego avive la pasión que los envuelve, y que el agua los purifique de todo mal.

Que este acto, voluntario que han realizado, sea recordado en los momentos difíciles y que el amor vuelva a aflorar en esos instantes.

En mi deseo, sólo queda desearles, que su sonrisa sea eterna, al igual que su amor.

En nombre de la Federación Venezolana de Naturismo, los declaro unidos en matrimonio.

Como comprenderán no todas las palabras son exactas, especialmente por las trabadas de lengua de los protagonistas. Pero por ahí va la cosa, lo más importante de todo era ¡el BESO, BESO! … y, puntualmente, llegó.

Los novios, los padrinos, Morris y Leudith, agradecieron a los presentes. Tal como ellos lo expresaron, no existen palabras para agradecer tanto amor incondicional, por estar y ser parte de la familia elegida: NUDISTAS VENEZOLANOS.

Junto al Violinista, Gustavo cantó el Ave María. En este momento las lágrimas no se hicieron esperar. Pétalos de rosas caían sobre los esposos mientas caminaban de salida.

Una foto familiar dio inicio a la celebración, con un mesón lleno de ricos pasapalos, y dulces. Pronto el sol cayó. Las luces de las lámparas de velas que se encendieron por toda la playa, conquistaron nuevamente nuestros corazones. El cielo se iluminó con los fuegos artificiales y los novios lanzaron globos llenos de muchos deseos en una noche llena de estrellas.

El deseo es el comienzo de toda nueva creación.

Abraham.

La noche transcurrió con celebraciones, tertulias y música. Morris se retiró temprano. Tenía que auspiciar otra boda, una pareja de Contribuyentes jejeje, que digo, contrayentes cangrejos en las arenas de la playa.

Any, junto al grupo de muchachos vecinos de carpas, bailaron en coreografía durante varias horas. Yo practico bailo-terapia jajajaja decía nuestra querida amiga. Por el otro lado de la playa, alrededor de una gran fogata, otro grupo se deleitaba cantando canciones. En la madrugada, comenzó una suave lluvia, indicando que era hora de irnos a dormir.

En la mañana, muy temprano, los niños llenaron de alegría la playa, acompañados de un paisaje esplendido. Esa imagen quedó grabado en mi mente como una fotografía de este sano compartir. Cuando reflexionas, te das cuenta que el amor nos hace renovarnos y  reencontrarnos.

Llegó la hora de la despedida. Al irse las primeras lanchas, sentía como cuando te despides para un viaje largo. Ese nudo en la garganta. Sabes que pronto los veras, pero faltaron horas para compartir, como el dulce miel en tu boca.

No quiero dejar esta reseña sin agradecer a todos y cada uno de ustedes por acogernos y hacernos parte de esta hermosa familia, incluso aquellos que no pudieron ir a este paseo. Tenemos poco más de un año asistiendo, pero sentimos que los conocemos desde la infancia. A los esposos nuestros mejores deseos para esta nueva etapa de vida.

“Nos vemos desnudos en la playa”.

Gabriela.

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